“Se trata de un tiempo dedicado a la oración por la unidad de todos los bautizados, según la voluntad de Cristo: que todos sean una sola cosa”.
Así lo explicaba el Santo Padre, al inicio de su Pontificado, concretamente durante su catequesis semanal del 22 de enero del año 2014, en plena Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
Desde hace ya algunos años, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el Consejo Ecuménico de las Iglesias encargan los textos de apoyo de oración para este octavario a las diversas Iglesias y Comunidades eclesiales confesionales de distintas partes del mundo, que una vez al año rezan juntas.
La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este 2019 se sirve de la aportación procedente de Indonesia, a pesar de que en esta nación las Iglesias y Comunidades cristianas son minoritarias, dado que su población es de mayoría musulmana.
Como hemos dicho, en el hemisferio norte la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 para cubrir el período de gran significado para los cristianos, entre la fiesta de San Pedro y la de San Pablo.
Mientras en el hemisferio sur, donde el mes de enero es tiempo de vacaciones de verano, las Iglesias frecuentemente adoptan otras fechas para celebrar esta Semana de Oración, como por ejemplo alrededor de Pentecostés, tal como lo sugirió el movimiento Fe y Constitución en 1926, puesto que también representa otra fecha significativa para la unidad de la Iglesia.
Ante esta exigencia de flexibilidad, se invita a utilizar los textos de apoyo a lo largo de todo el año, a fin de expresar el grado de comunión que las Iglesias ya han alcanzado y para orar juntos para llegar a la plena unidad querida por Cristo.
Asimismo, se sugiere que se adapten estos textos de apoyo para su utilización local, teniendo en cuenta las prácticas litúrgicas y devocionales de otras Iglesias particulares sin olvidar su contexto socio-cultural. Además, se pide que esta adaptación se lleve a cabo mediante una colaboración ecuménica.
Tanto es así, que en algunos países estas estructuras ecuménicas para adaptar los textos de apoyo ya existen; mientras en otros se espera que la necesidad de adaptarlos constituya, precisamente, un estímulo para la creación de estas estructuras.
Volviendo al Papa durante aquella audiencia general del 2014, Francisco destacaba la pregunta dirigida por San Pablo a los cristianos de Corinto: “¿Acaso está dividido Cristo?”.
“Ciertamente – decía – Cristo no ha sido dividido. Pero debemos reconocer sinceramente, con dolor, que nuestras comunidades siguen viviendo divisiones que son de escándalo. ¡La división entre nosotros los cristianos es un escándalo! No hay otra palabra: ¡un escándalo! Cada uno de ustedes – escribía el Apóstol – dice: ‘Yo soy de Pablo’, ‘yo en cambio soy de Apolo’, ‘yo de Cefas’, y ‘yo de Cristo’”.
Y recordaba que también los que profesaban a Cristo como su cabeza no fueron aplaudidos por Pablo, porque usaban el nombre de Cristo para separarse de los demás dentro de la comunidad cristiana.
“¡Pero el nombre de Cristo – proseguía el Santo Padre – crea comunión y unidad, no división! Él ha venido para hacer comunión entre nosotros, no para dividirnos. El Bautismo y la Cruz son elementos centrales del discipulado cristiano que tenemos en común. Las divisiones en cambio debilitan la credibilidad y la eficacia de nuestro compromiso de evangelización y arriesgan con vaciar la Cruz de su poder”.
Recordamos que en agosto de aquel mismo año, el Papa Bergoglio enviaba su saludo fraterno a los participantes en el Sínodo de las Iglesias Metodistas y Valdenses por quienes pedía al Señor “que conceda a todos los cristianos progresar en el camino hacia la plena comunión, para testimoniar al Señor Jesucristo y ofrecer la luz y la fuerza de su Evangelio a los hombres y a las mujeres de nuestros tiempo”.
También el año pasado, pero en la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, es decir el 25 de enero de 2018, el Papa Bergoglio presidía las segundas Vísperas de la Fiesta de la Conversión de San Pablo Apóstol y lo hacía ante la presencia, entre otros, de la Delegación ecuménica de Finlandia (a quienes durante esa mañana había recibido en audiencia), y a los estudiantes del Instituto Ecuménico de Bossey (que durante esos días habían profundizado su conocimiento de la Iglesia católica), así como jóvenes ortodoxos y ortodoxos orientales que estudian en Roma gracias a la contribución del Comité de colaboración cultural con las Iglesias ortodoxas (que tiene su sede en el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos).
Al concluir su homilía del 2018, en la imponente Basílica romana de San Pablo Extramuros, Francisco saludaba a los miembros de todas las delegaciones a quienes alentaba diciéndoles:
“Juntos hemos dado gracias a Dios por lo que ha hecho en nuestras vidas y en nuestras comunidades. Presentémosle hoy nuestras necesidades y las del mundo, confiados en que él, en su amor fiel, seguirá salvando y acompañando a su pueblo en su camino”.
En cuanto a los temas de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos recordamos los correspondientes al Pontificado de Francisco:
En el año 2014 fue: “¿Es que Cristo está dividido?”; en el 2015: “Jesús le dice: ‘Dame de beber’”; en el 2016: “Destinados a proclamar las grandezas del Señor”; en el 2017: “Reconciliación. El amor de Cristo nos apremia”; el del 2018: “Fue tu diestra quien lo hizo, Señor, resplandeciente de poder”. Y el de este 2019, como hemos dicho: “Actúa siempre con toda justicia”.
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