Papa a Seguridad Pública del Vaticano: custodien las raíces que nos dan identidad

Noticias de valor

Por: Staff | 2019-01-17

El valor de ser católico

 

Esta mañana el Papa Francisco recibió en el Vaticano al personal de la Inspección de Seguridad Pública del Vaticano, el grupo de policías italianos que vigilan constantemente la Plaza de San Pedro y los exhortó a custodiar también las raíces y el sentido de pertenencia

“Los exhorto a que perseveren y busquen lo mejor en su estilo operativo esforzándose en acoger a todos con tanta paciencia y comprensión, incluso en aquellos momentos en los que se hace sentir el cansancio o el peso de situaciones desagradables”. Con estas palabras el Santo Padre Francisco saludó a los Dirigentes y al Personal de la Inspección de Seguridad Pública del Vaticano, recibidos en audiencia esta mañana en la Sala Clementina.  Se trata de un grupo de la Policía Italiana que presta servicio de control y vigilancia en la plaza de San Pedro.

“Es siempre un encuentro grato”, comenzó diciendo el Santo Padre, recibiéndolos “con afecto y respeto” y renovando a todos su “profundo reconocimiento por el encomiable servicio que prestan cotidianamente a la Sede Apostólica y a la Ciudad del Vaticano”. Francisco agradeció  el saludo que le dirigió el Jefe de la Policía, dio la bienvenida al neo Prefecto y al neo Director del cuerpo, y saludó “a cada uno” de los policías presentes, con los “sinceros deseos para un año rico de valores humanos y cristianos que hacen bella y fructífera la existencia”.

 

En su discurso, el Papa recuerda las festividades de la Navidad y la Epifanía apenas vividas para recordar que el nacimiento de Cristo muestra el amor y la cercanía de Dios al hombre y su ejemplo nos impulsa a la caridad y a vivir nuestras relaciones con actitud “fraternal y misericordiosa”,  “especialmente con las personas que sufren por la enfermedad, el abandono y la marginación”.

“Por vocación ustedes son especialistas en cercanía”

 “La actitud de cercanía a las personas - prosigue el Papa - es típica también de su trabajo y ustedes tienen la posibilidad de dar testimonio cada día”. Una “valiosa obra de vigilancia y de orden público” que facilita a peregrinos y turistas del mundo llegar a la Basílica de San Pedro. “Su competencia y sabiduría en el manejo de diferentes situaciones, incluso las más críticas –precisa el Papa – son comúnmente reconocidas, y de esto quiero darles crédito”.

 

 “¡Les agradezco tanto por su profesionalidad y generosidad!” expresa el Obispo de Roma, reconociendo en el servicio cotidiano, “de día y de noche” que presta la policía italiana la “disponibilidad” y el “espíritu de sacrificio”: “me inspira admiración y edificación”, les asegura el pontífice. Y agrega: “Y también un poco de vergüenza cuando pienso en tantas personas que se dicen cristianas y que no están a la altura de vuestro ejemplo”.

 

El Papa Francisco retoma las palabras del Jefe de la Policía sobre el “sentido de pertenencia” y advierte que “existe el peligro de perderlo en esta sociedad”. “Ustedes – dice – custodian la plaza, custodian mis viajes, custodian tantas cosas, pero les pediré un favor: esfuércense por custodiar las raíces de la ciudad, de la patria, de la cultura. Porque, asegura el Papa, “esta civilización corre el peligro de volverse 'desarraigada', y nosotros sabemos que sin raíces no se crece”. “Esfuércense en custodiar las raíces que nos dan identidad… que será transmitida a nuestros hijos”.

 

 

 

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2019-01/papa-a-policia-italiana-custodien-las-raices-que-dan-identidad.html

 

 

 

 

Papa: la Palabra de Dios no es ideología, sino vida que hace crecer

El Santo Padre en su homilía de la Misa de esta mañana celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta planteó Qué significa para un cristiano tener un “corazón perverso” que puede llevarlo a la pusilanimidad, ¿a la ideología y al compromiso?

 “Miren, hermanos, que en ninguno de ustedes haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo”. Es el duro “mensaje”, es la “advertencia”, como la define el Papa Francisco esta mañana, que el autor de la Carta a los Hebreos – en la liturgia del día – dirige a la comunidad cristiana en todos sus componentes, “sacerdotes, monjas y obispos”. Una comunidad que – dijo el Papa – corre el riesgo de “resbalar hacia corazón perverso”.

Pero, ¿qué cosa quiere decirnos a nosotros esta admonición? EI Santo padre indicó tres palabras, tomadas también de la Primera Lectura, que pueden ayudarnos a comprender: “dureza”, “obstinación” y “seducción”.

 

Un corazón duro es un corazón “cerrado”, que “no quiere crecer, que está a la defensiva, que se cierra”. En la vida puede suceder a causa de tantos factores que intervienen, por ejemplo, un “fuerte dolor”, porque “los golpes endurecen la piel”, hizo notar el Papa. Sucedió a los discípulos de Emaús y también a Tomás. Y quien permanece con esta “fea actitud”, es “pusilánime”, y tiene “un corazón perverso”:

Podemos preguntarnos: ¿Yo tengo el corazón duro, tengo el corazón cerrado? ¿Yo dejo que mi corazón crezca? ¿Tengo miedo de que crezca? Y si crece siempre con las pruebas, con las dificultades, se crece como crecemos todos nosotros desde niños: aprendemos a caminar cayendo, del gatear al caminar, ¡cuántas veces hemos caído! Pero se crece con las dificultades. Dureza. Y lo mismo, cerrazón. Pero quien permanece en esto… “¿Quiénes son, padre?”. Son los pusilánimes. La pusilanimidad es una actitud fea en un cristiano, le falta el coraje de vivir. Se cierra. Es pusilánime.

La segunda palabra es “obstinación”: “Exhórtense más bien recíprocamente cada día, mientras dura este hoy, para que ninguno de ustedes se obstine” está escrito en la Carta a los Hebreos y es “la acusación que Esteban hace a aquellos que después lo lapidarán”. La obstinación es “la testarudez espiritual”: un corazón obstinado – explicó el Papa Francisco –  es “rebelde”, es “testarudo”, está cerrado en su propio pensamiento, no está “abierto al Espíritu Santo”. Es el perfil de los “ideólogos”, y también el de los “orgullosos” y “soberbios”:

La ideología es una obstinación. La Palabra de Dios, la gracia del Espíritu Santo no es ideología: es vida que te hace crecer, siempre, ir adelante y también abrir el corazón a las señales del Espíritu, a los signos de los tiempos. Pero la obstinación también es orgullo, es soberbia. La testarudez, esta terquedad, que hace tanto mal: cerrados de corazón, duros – primera palabra – son los pusilánimes; los tercos, los obstinados, como dice el texto son los ideólogos. ¿Yo tengo un corazón testarudo? Cada uno piense: ¿Yo soy capaz de escuchar a las demás personas? Y si pienso de otro modo, decir: “Pero yo pienso así...”. ¿Soy capaz de dialogar? Los obstinados no dialogan, no saben, porque se defienden siempre con las ideas, son ideólogos. Y cuánto mal hacen las ideologías al pueblo de Dios, ¡cuánto mal! Porque cierran la actividad del Espíritu Santo.

 

La última palabra sobre la que el Papa Francisco se detuvo para comprender cómo no caer en el riesgo de tener un corazón perverso es “seducción”, la seducción del pecado, esa que hace el diablo, el “gran seductor”, “un gran teólogo pero sin fe, con odio”, que quiere “entrar y dominar” el corazón y sabe cómo hacerlo. Entonces, concluyó el Papa Bergoglio, un “corazón perverso es ese que se deja ir por el camino de la seducción y la seducción lo lleva  a la obstinación, a la cerrazón y a tantas otras cosas”:

Y con la seducción o te conviertes o cambias de vida, o tratas de hacer un compromiso: un poco de aquí y otro poco de allí, un poco de acá y un poco de allá. “Sí, sí, yo sigo al Señor, pero un poco me gusta esta seducción…”. Y tú comienzas a hacer una doble vida cristiana. Para usar la palabra del gran Elías al pueblo de Israel en aquel momento: “Ustedes renguean de las dos piernas”. Renguean de las dos piernas, sin tener una firme. Es la vida de compromiso: “Sí, yo soy cristiano, sigo al Señor, sí, pero esto lo dejo entrar…”. Y así son los tibios, los que siempre van al compromiso: cristianos de compromiso. También nosotros, tantas veces, hacemos esto: el compromiso. Cuando el Señor nos hace saber el camino, también con los mandamientos, también con la inspiración del Espíritu Santo, pero a mí me gusta esto, y busco el modo de ir por las dos vías, rengueando con las dos piernas.

Que el Espíritu Santo – fue la invocación final del Papa – nos “ilumine para que nadie tenga un corazón perverso, un corazón duro, que te conduzca a la pusilanimidad, un corazón obstinado que te lleve a la rebelión, que te lleve a la ideología; un corazón seducido, esclavo de la seducción, que te lleve a un cristianismo de compromiso”.

 

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/papa-francisco/misa-santa-marta/2019-01/homilia-papa-francisco-misa-santa-marta-17-enero.html

 

 

 

 



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