Ideología de Género

Noticias de valor

Por: Laura De Luna | 2018-07-19

El valor de ser católico

En los últimos años hemos sido testigos de una lucha muy fuerte entre géneros, es decir, entre hombres y mujeres pretendiendo igualdad de derechos y esto ha llevado a una serie de desviaciones en todo lo referente a qué es ser hombre y qué ser mujer, cuáles son las características propias, naturales de cada sexo y esto ha desatado una lucha que cada vez es más agresiva y violenta para la sociedad. En el fondo, es un atentado contra la familia y es pertinente hacer una reflexión a éste respecto.

La Ideología de Género emerge como una categoría de análisis de la realidad social y política a finales del Siglo XX y comienzos del Siglo XXI. De contornos difusos y ambiguos, podemos decir que, centralmente, supone una antropología que considera que lo femenino y lo masculino son dimensiones de origen cultural en el ser humano, quitando toda relevancia al dato biológico. De esta forma la Ideología de Género sería una clave de interpretación de la sociedad que pretende discernir y denunciar  los condicionamientos culturales que oprimen a la mujer a la vez que promueve iniciativas para liberar a la mujer de esos condicionamientos.

            El movimiento llamado feminismo o liberación femenina, ha sido tan mal entendido que, lejos de valorar a la mujer en todo su entorno, su naturaleza misma, se ha llegado a invadir la “naturaleza” del hombre, no distinguiendo ya entre hombre y mujer, pues argumentando igualdad, se desconoce las diferencias propias y naturales de cada género. En el fondo de esto desgraciadamente encontramos sentimientos de frustración, inconformidad, agresión, inclusive odio. Estos sentimientos han dado lugar a lo largo de la historia a movimientos que han causado división y muerte en el mundo, como lo es el marxismo, nazismo, etc. Cada nueva ideología se fundamenta en el mismo odio en el fondo. Ahora toca a nuestro tiempo una nueva ideología, un nuevo movimiento que causa mucho más daño a la sociedad que movimientos anteriores. Esta ideología o corriente atenta directamente contra el fundamento y origen de toda sociedad, es decir, es un movimiento que ataca y pretende destruir a la familia, basándose en una aparente igualdad de derechos, al derecho a elegir el sexo, preferencias sexuales, etc. Esto conlleva un odio excesivo al sexo contrario, pero que al mismo tiempo es incongruente, pues al odiar al sexo opuesto ¿cómo pueden desear cambiar de género? A un género que odian?

            Es tiempo de señalar algunos de los puntos más importantes que defiende la ideología de género para poder combatir cristianamente este nuevo movimiento que es un verdadero atentado contra la familia: a) Promoción de métodos anticonceptivos en el marco de las políticas de salud sexual y reproductiva; b) Campañas para garantizar a las mujeres el acceso a un “aborto legal y seguro, sin restricciones”; c) Legalización de la “esterilización” como método anticonceptivo masivo; d) Actividades de capacitación y difusión de la perspectiva de género, incluyendo campañas en los medios masivos de comunicación social; e) Acciones enfocadas a grupos considerados de riesgo, entre los que se destacan las personas menores de edad, sin garantizar la intervención de la familia; f) Imposición del “cupo o cuota de género” en los distintos niveles de organización social y política; g) Legalización de la unión de personas del mismo sexo con pretensión de que sea equiparable al matrimonio y con posibilidad de adopción; h) Destrucción de la unión matrimonial por medio de la trivialización del contrato o vínculo y de la facilidad para su disolución de forma unilateral con procesos de tramitación acelerados; i) En materia educativa, estrategias de intervención en los textos escolares en orden a la eliminación de todas las visiones humanistas sobre el hombre y la mujer; j) Transversalidad: Se promueve la integración de las cuestiones de género en la totalidad de los programas sociales, de tal modo que sea esta perspectiva el criterio de análisis y de diseño de las políticas públicas; k) Consideración de la maternidad como un “mal a evitar” al considerarse de subyuga a la mujer y la “encierra en el hogar” cortando o limitando su capacidad para desarrollarse según sus propios sentimientos.

            Como podemos ver, todos estos puntos son un ataque en contra de la naturaleza misma del hombre. Dios nos ha creado con una naturaleza muy diferente a hombres y mujeres que nos hacen ser un complemento. Un hombre jamás podrá gestar un bebé, como una mujer nunca producirá espermatozoides por ejemplo. Dios es su sabiduría nos hizo diferentes y El y solo El es Dios….. nosotros no.

            El Papa emérito, señaló: “La ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura. Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo bueno y sobre lo malo. Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual. Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo….”

            Qué debemos hacer? Escuchar a Dios, formar a nuestros hijos desde pequeños en el hogar, comunicarnos entre nosotros, ser los padres quienes tomemos la batuta de su educación y formación espiritual, en valores cristianos.

            El Catecismo de la Iglesia Católica nos habla de la sexualidad como un don de Dios, es un regalo que nos ha hecho a hombres y mujeres, pero cuando desviamos el orden natural, nos encontramos ante desviaciones contrarias a la ley natural, que no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual y no pueden recibir aprobación alguna. Sin embargo, es importante señalar que toda persona que presente éstas tendencias deberá ser acogida con respeto, compasión y delicadeza. La actitud cristiana debe ser de amor, respeto, sin discriminación alguna y en esto es en lo que estamos fallando, pues contrariamente a lo que Dios nos pide, muchos hermanos cristianos con la buena intención de defender a la familia y la vida, caen en la provocación del maligno, discriminando, atacando, creando división, confrontación y nada de esto procede de Dios y mucho menos le es agradable.

            La sexualidad está ordenada al amor conyugal del hombre y de la mujer, la intimidad corporal de los esposos, dice el artículo 2360 del Catecismo de la Iglesia Católica,  viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. La sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte.  La sexualidad es fuente de alegría y de agrado! Esto es lo que debemos escuchar de Dios y transmitirlo en familia a nuestros hijos, así… si existen leyes que aprueban todo aquello que atenta contra la familia y la vida, si nuestros hijos son formados cristianamente verdaderamente, jamás harán caso de una ley de ésta naturaleza.

 



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