En prácticamente en todo el mundo se celebra el tercer domingo de junio a todos los papás y aunque ésta celebración civil tiene su origen en Estados Unidos, para los cristianos tiene el padre una importancia muy diferente, muy profunda, por lo que celebramos al padre el día en que festejamos a San José, el 19 de marzo, puesto que es él quien es nuestro modelo de padre al haber sido elegido por Dios para cuidar, guiar y proteger a Jesús. Esta figura es de gran trascendencia teológica, por lo que a lo largo de la historia se ha analizado en muchas ocasiones su importancia. El Papa Pablo VI en 1966 dijo: “San José ha sido llamado por Dios para servir directamente a la persona y a la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad; de este modo él coopera en la plenitud de los tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente “ministro de la salvación” ?San Juan Crisóstomo?. Su paternidad se ha expresado concretamente “al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio, al misterio de la encarnación y a la misión redentora que está unida a él; al haber hecho uso de la autoridad legal, que le correspondía sobre la Sagrada Familia, para hacerle don total de sí, de su vida y de su trabajo; al haber convertido su vocación humana al amor doméstico con la oblación sobrehumana de sí, de su corazón y de toda capacidad, en el amor puesto al servicio del Mesías, que crece en su casa“ .
El Evangelio según San Mateo nos dice en el capítulo 1, 18 que José era justo y el ángel del Señor se le manifestó diciéndole que María dará a luz un hijo, engendrado en ella por el Espíritu Santo y que deberá ponerle por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. José fue obediente y tomó consigo a María cuidándola y protegiéndola, cooperando así en la plenitud de los tiempos en el gran misterio de la redención y es así como se convierte en ministro de salvación.
San José, custodia y protege pues el cuerpo místico de la Iglesia, habiendo sido llamado por Dios al ejercicio de la paternidad de ésta manera.
Los padres cristianos deben tomar como modelo de paternidad a José, siguiendo su camino de santidad, convirtiéndose también, en unión de San José, en colaboradores del misterio de redención. El es el modelo a seguir de cómo ser un padre. La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana, es el fundamento del honor debido a los padres. El respeto de los hijos hacia su padre se nutre del afecto natural nacido del vínculo que los une, está hecho de gratitud hacia quien mediante el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído a éste mundo a sus hijos y les han ayudado a crecer en estatura, en sabiduría y gracia.
Los deberes de los padres son muchos y muy importantes, ya que son la fuente de la educación moral y espiritual, pero no solo es un deber sino un derecho también. El padre cristiano debe educar a sus hijos en el cumplimiento de la voluntad del Padre de los cielos, ya que son los primeros responsables de su educación, especialmente en las virtudes, respetando y favoreciendo la vocación de sus hijos, recordándoles que la vocación primera del cristiano es la de seguir a Jesús.
Celebremos a nuestros padres éste día honrándolos por ser colaboradores de Dios en su gran misterio de redención.
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