CARDENAL CARLOS AGUIAR RETES
DOMINGO 18 DE FEBRERO DE 2018 

Lejos de distraer su homilía en noticias de corte político o social, el Cardenal Aguiar Retes centró su atención en la liturgia de la Palabra, al mensaje que Dios transmitió éste domingo. Sin más preámbulo señaló que Dios ha establecido una alianza con el hombre, pero que hay que entender que ésta es diferente, ya que no es propiamente bilateral, en la que ambas partes adquieren un compromiso, en esto radica la diferencia con la Alianza con Dios. Dios se compromete con nosotros y nosotros somos los que la aceptamos o rechazamos. Esta Alianza personal se da en el bautismo, aún cuando por ser bebés no tenemos la conciencia del compromiso que estamos adquiriendo, ya que así como el bebé acepta el amor de su madre, nosotros en nuestro bautismo estamos aceptando ese regalo de nuestro Padre. Así es como actúa la Iglesia con los hijos que los padres de familia presentan para ser bautizados. San Pedro dice que esto es con el objetivo de que descubramos el amor de Dios en nuestras vidas. El bautismo lo recibimos individualmente, pero su efecto tiene consecuencias favorables para la comunidad. El Reino de Dios ha llegado con Jesús, él porta el beneficio pleno de la Alianza de Dios con la humanidad, por eso es una buena nueva y lo que nos pide es correspondencia, entrando en un camino de conversión, de arrepentimiento. Esta conversión se da cuando nuestra conciencia nos dicta que hemos actuado mal y es en ese momento cuando recibimos el perdón y el efecto de recibirlo es la oportunidad de rehacer nuestra vida, beneficiándonos del amor y amistad de Dios. Esta Alianza no se rompe cuando pecamos, ya que Dios nunca la rompe. Somos nosotros los que rechazamos su Alianza, sin embargo, siempre tendremos el perdón de Dios cuando nos arrepentimos de haber pecado, así sea el peor de los pecados, porque Dios en nuestro Padre, para eso envió a Jesús.
En el tiempo de cuaresma el Evangelio nos recordará constantemente éste posibilidad de conversión. Jesús vivió entre animales salvajes en el desierto, pero los ángeles le servían. Así nosotros tendremos muchos momentos de desierto en nuestra vida y tendremos la misma ayuda de parte de Dios. Mediante el arrepentimiento tendremos esa ayuda. Los problemas que se nos presentan serán resueltos de ésta manera, así como una madre resuelve los problemas de sus hijos, Dios resuelve a través de Jesús, los problemas de sus hijos. Por ésta razón es que nuestra Madre Santísima nos abraza y consuela, guiándonos hacia esa conversión. Dios transformará así nuestro corazón de piedra en un corazón de carne para resolver los conflictos que vivimos hoy, para eso María de Guadalupe ha venido a nosotros y es ella quien nos conducirá a nuestro Redentor y Salvador que transformará nuestras vidas en lo personal y social.