El Psiquiatra suizo, Carl Gustav Jung, escrib??a en unos de sus libros: ???Una tercera parte -m??s o menos- de mis enfermos carece de una dolencia cl??nicamente comprobable. Su verdadera enfermedad radica en la falta de objetivo, en la falta de sentido de su vida. Juzgar??a acertado el criterio de quienes atribuyeran a esta causa, la neurosis general de nuestra ??poca???.
Es indudable que en el coraz??n de cada ser humano est?? impresa el ansia de felicidad. Sin embargo, en nuestro tiempo observamos c??mo algunas personas la pretenden buscar en lo inmediatamente placentero y se lanzan tras los espejismos del alcohol, las drogas, el sexo, lo l??dico, un desmedido af??n de autorrealizaci??n personal???
Precisamente en esos caminos de aparente felicidad y bienestar, muy pronto se vislumbra la otra cara de la moneda: la autodestrucci??n org??nica y ps??quica de la persona, la desintegraci??n de la unidad familiar, de los v??nculos de amistad, de la convivencia social. Y, sobre todo, la p??rdida del sentido de la vida.
???-Tengo veintid??s a??os, he terminado mis estudios universitarios y estoy graduado, tengo un autom??vil de lujo, econ??micamente soy independiente y tengo a mi disposici??n m??s sexo y prestigio del que necesito, y, sin embargo, me pregunto: -??Qu?? sentido tiene todo esto? ???
As?? le escrib??a, con toda transparencia y sinceridad, un joven estudiante norteamericano al afamado Psiquiatra vien??s, Dr. V??ktor Frankl, semanas despu??s de haber escuchado varias de sus conferencias.
Esa carta le hizo reflexionar de modo particular al m??dico austriaco y comentaba: ???Estas personas viven una sensaci??n de inutilidad que frecuentemente va acompa??ada de un sentimiento de vac??o. Yo lo defino como ???vac??o existencial??? (???) y para m?? esta carta es muy significativa porque refleja el estado de ??nimo de muchas personas???.
Y a??ad??a que mientras m??s afanosamente se busque la satisfacci??n o la felicidad a trav??s de los placeres materiales y ef??meros, m??s se escapa de las manos. ??All?? radica su dram??tica paradoja!
Al llegar a esas ???situaciones l??mite???, muchas personas se replantean el sentido de sus vidas, indagan d??nde se encuentra la felicidad permanente y los valores inmutables. Algunos llegan, finalmente, a encontrar la Fuente de la Alegr??a en un Ser Supremo y comprenden en plenitud aquel pensamiento que San Agust??n de Hipona clamaba: ???Nos has hecho, Se??or, para ti y nuestro coraz??n est?? inquieto hasta que descanse en ti???.
??Qu?? hacer, entonces, ante este estado de confusi??n de los valores en nuestro entorno?-se preguntaba el Papa Juan Pablo II en su Enc??clica ???El Esplendor de la Verdad??? y daba como respuesta: ???Buscar siempre la Verdad y permitir que ella ilumine y oriente todos nuestros actos y decisiones para vivir una vida congruente y acorde con la enorme dignidad que posee en su naturaleza todo ser humano y, a la vez, guiar solidariamente a los dem??s ???respetando siempre su libertad- hacia esa Luz, hacia ese resplandor de la Verdad???.
Por ello, una actitud fundamental es evitar ceder ante la presi??n del entorno social, muchas veces adverso y hostil a las propias convicciones. Lo verdaderamente importante es vivir en plenitud los valores perennes y trascendentes que conllevan a la aut??ntica felicidad.