La homosexualidad es un fenómeno que a lo largo de la historia del hombre se ha estudiado y debatido. Así han surgido muchas corrientes que analizan si estamos ante una enfermedad biológica o es únicamente un fenómeno social. Es así como la psicología moderna se ha ocupado de su análisis y cambiado posturas, lo cual ha polarizado a los estudiosos de la psicología, psiquiatría y medicina.
La Asociación Psiquiátrica Americana la ha catalogado como una enfermedad de origen biológico que durante los primeros años de vida se reafirma voluntariamente por la persona, es decir, es una propensión que surge en la infancia. Sin embargo, ésta definición como enfermedad causó infinidad de debates, por lo que fue cambiada a una propensión únicamente.
Comencemos por señalar algunas definiciones de la homosexualidad de acuerdo a un estudio bioético realizado por el Centro de Bioética de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, las cuales señalan que la homosexualidad etimológicamente se define como: “igual” (del latín homo) y “sexo” (del latín sexus). Encontrar una definición unívoca del concepto, sin embargo, resulta mucho más complejo que buscar su etimología, puesto que la homosexualidad se da en personas concretas, con toda la multiplicidad de sus características propias. Con todo, en la literatura científica se pueden encontrar algunas definiciones especialmente atingentes para el punto central de este estudio. En particular: a. “Son considerados homosexuales los individuos que en la edad adulta prueban y se sienten motivados por una atracción sexual neta y preferencial por las personas del mismo sexo, y quienes tienen habitualmente (pero no obligadamente) relaciones sexuales con ellas”3. b. “(La homosexualidad) se presenta como la condición humana de una persona que, a nivel de la sexualidad, se caracteriza por sentirse condicionada a expresarse ‘sexualmente’ sólo con las parejas de su mismo sexo”4. c. “(La homosexualidad) es una anomalía que consiste en la desviación de la atracción afectivo-sexual, debido a la cual el sujeto prueba e incluso practica relaciones sexuales con personas de su mismo sexo”5. d. “Consideramos que es homosexual aquel individuo, varón o mujer, que siente atracción erótica hacia miembros de su propio sexo”6. e. “En sentido estricto la homosexualidad está dada por el comportamiento homosexual estable, arraigado en una forma específica de la personalidad que rechaza a la mujer como compañera sexual (o al varón como compañero sexual en la homosexualidad femenina)”7. f. “El homosexual es aquel individuo, varón o mujer, que en la edad adulta experimenta permanentemente una atracción erótica hacia personas del mismo sexo, y que habitualmente realiza también con ellas actos genitales”8.”
De lo anterior concluimos que más que una enfermedad es una preferencia. Esto quiere decir que es una decisión libre y voluntaria del hombre. La sociedad, la cultura y diversas circunstancias de la vida son las que encaminan a una persona a decidir sobre sus preferencias sexuales. Al ser una preferencia y no una enfermedad, la voluntad de la persona es la que define a la homosexualidad. Sin embargo, esto es totalmente antinatural.
Veamos qué nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica respecto a la homosexualidad. El artículo 2357 dice: “La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado…”
La Sagrada Escritura presenta a la homosexualidad, de acuerdo a la cultura del tiempo anterior a Cristo como depravaciones graves. La Sagrada Tradición dice que son actos intrínsecamente desordenados, contrarios a la ley natural, ya que cierran el acto sexual al don de la vida y por lo tanto no pueden recibir aprobación en ningún caso.
La homosexualidad es una conducta que ha sido analizada a través de los siglos, debido a que un número apreciable de hombres y mujeres presenta tendencias profundamente arraigadas y esto constituye una prueba muy grande para ellos.
Los cristianos debemos responder al llamado de Dios y a la ley natural, pero si se tiene ésta preferencia, sea de origen biológica, social, cultural o por accidentes, éstas personas están llamadas a la santidad, a realizar la voluntad de Dios uniendo al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición, de acuerdo a lo señalado en el artículo 2358 del Catecismo de la Iglesia Católica. Así mismo, señala que las personas homosexuales están llamadas a la castidad, mediante virtudes de dominio de sí mismo, pudiendo apoyarse en una amistad desinteresada, en la oración y la gracia sacramental, con lo cual pueden acercarse a la perfección cristiana, como quiere Dios.
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