Triduo Pascual

Noticias de valor

Por: Laura De Luna | 2018-03-29

El valor de ser católico

 

 

La semana santa no solo nos recuerda los momentos más trascendentes de la Pasión de Cristo, sino que nos regala la oportunidad de vivirlos, uniéndonos a Jesús también en dolor, en sufrimiento, meditación, pero especial y ante todo en redención…. Éstos días carecerían de sentido alguno si no se convierten en nuestro propio calvario para resucitar espiritualmente con nuestro Salvador. Al hacerlo, somos copartícipes de su obra redentora y nos hacemos responsables de nuestra propia salvación y de los seres más cercanos a nosotros. De aquí la importancia de saber qué es lo que estamos actualizando, es decir, viviendo.
La liturgia nos marca celebraciones especiales cada día del Triduo Pascual, marcando nuestro paso por el desierto espiritual para llegar a la liberación de la esclavitud, así como el pueblo de Israel lo vivió, Jesús en su momento lo hizo y ahora nosotros nos unimos a Jesús para hacer nuestra propia Pascua. Estos momentos se viven en tres días:
1.- El Jueves Santo se celebra: La Última Cena, El Lavatorio de los pies, La institución de la Eucaristía y del Sacerdocio, La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.
En la mañana de este día, en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.
En la Misa vespertina, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce varones, recordando el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.
2.- Viernes Santo: Desde muy temprano en las diferentes Iglesias vivimos, acompañando así a Jesús, el Via Crucis en el que meditamos la pasión del Señor de una manera vivencial. Recorremos las calles en profunda reflexión sobre la aprehensión, la flagelación, crucifixión y muerte de Jesús. La Iglesia del mundo entero se une poniendo a los pies de la Cruz el sufrimiento y dolor propio para que se convierta en un sufrimiento salvífico, como lo es el de Jesús mismo. Acompañamos después a nuestra Madre, en su dolor y con diversas muestras de solidaridad, como por ejemplo la procesión del silencio ya tan arraigada en muchos lugares.
3.- Sábado Santo: Después de la muerte de Jesús, nos guardamos en reflexión profunda, tratando de profundizar más todavía los acontecimientos, pero en espera del cumplimiento de la promesa de Jesús de restaurar el Templo en 3 días. Sí, al tercer día JESUCRISTO restaura el Templo haciéndonos Su Templo, al resucitar es glorificado y con ello obtiene el triunfo completo de su misión, esa glorificación que se convierte en la gran victoria y por lo tanto es la fiesta por excelencia, la mayor de todas, la que debe unirnos como hermanos y vivir una resurrección de nuestra muerte espiritual, la liberación de la esclavitud!



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